sábado, 5 de mayo de 2012

Preámbulo (II)

Cuando ikari llegó a casa después de terminar la clase, marcó el número de su novia como cada día para quedar con ella. Algunas veces comían juntos y pasaban la tarde hasta que él tenía que irse al dojo, en la clase de la tarde.

-¡Hola cariñet! –Contestó una voz dulce al otro lado del teléfono.

-Hola, ¿Cómo estas, Ukiko? –Dijo el con tono dulce. Estaba totalmente enamorado de ella. Hasta el más recóndito escondite de su corazón, latía por Ukiko.

-Bien ¿Qué tal la clase? ¿Estas cansado? –Preguntó ella.

-Muy bien, como siempre. La verdad es que hoy ha sido agotador, pero ya estoy recuperado. Lo mejor es cuando me ducho con agua fría al final de la clase. Seme quita todo el agotamiento.

-Eres un fanático. ¿Cómo te puede gustar el agua fría? Solo de pensarlo me castañean los dientes.

-Ya sabes que soy un poco raro. –Dijo riéndose. –Bueno ¿te apetece que comamos juntos hoy? –Preguntó para cambiar de tema.

-¡Pues claro que me apetece! –Contestó ilusionada. –No hay nada que me guste más que estar contigo. Ya lo sabes ¿no?

-Lo sé, a mi también me gusta estar contigo. Estoy hablando contigo y ya te hecho de menos. ¿Voy a recogerte entonces? –Preguntó lleno de emoción. A veces le asustaba dejarse llevar por las emociones de esa manera. Lo que sentía por Ukiko era casi incontrolable. A pesar de todo su entrenamiento, le era imposible permanecer tranquilo sabiendo que iba a ver a Ukiko. Si por él se tratase, iría corriendo hasta su casa, para perder menos tiempo y verla cuanto antes.

-Si por favor, te hecho de menos. Necesito verte. Ya sé que todos los días nos vemos y que siempre te digo lo mismo. Pero te necesito aquí ¡ya! ¿Qué haces todavía en tu casa? ¡Quiero darte un abrazo! –Dijo ella con tono suplicante.

De acuerdo, de acuerdo. En diez minutos estoy ahí cariñete. –Contestó él, sintiendo la misma impaciencia por verla. A pesar de que había nacido en Japón y que solo llevaba en España unos ocho años, había adoptado muchas expresiones de Valencia. Ukiko y él jugaban en ocasiones a hablar en español o valenciano utilizando los dialectos y expresiones propios del lugar. Para ellos era divertido además de que hablar en español, era la única forma que tenían de comunicarse entre ellos, puesto que Ukiko, a pesar de tener descendencia de China, había sido adoptada cuando era un bebe por dos Españoles que luego se trasladaron a Valencia. Por eso ella, no conocía otro idioma que el español. –Hasta ahora mi amor. Te quiero. Chao.

Ikari colgó el móvil y salió de su casa a paso ligero, ansiando encontrarse con su novia. El camino de una casa a otra apenas llegaba a un kilometro y a Ikari le pasaron volando. Caminaba solitario sumido en sus pensamientos de camino a casa de Ukiko. Pensando en tantas cosas que el gustaría decirle aquel día. Tantas cosas que el gustaría hacer con ella. Había un mundo por descubrir con Ukiko a su lado y cada minuto contaba para ambos.

Al llegar al portal de Ukiko vio que ella le esperaba dentro de este. Está abrió la puerta con fuerza y se abalanzó a abrazar a su amado novio emitiendo un gritito de alegría incontenible. Ikari la abrazo fuertemente, atrapando cada instante de ese abrazo como si fuera el primero y el último. Se besaron con fuerza y el tiempo se detuvo en sus labios.

Ukiko no había sido mordida por las ratas. Se encontraba en casa cuando ocurrió y no salió de ahí en todo el día. Era una muchacha hermosa, de estatura humilde y cabellos rojizos a la altura de los hombros. Una mirada que reflejaba sinceridad y amor. Mucho amor. Era la mirada más tierna que Ikari había visto jamás y fue lo primero en lo que se fijó cuando se conocieron la primera vez. Sus ojos eran como un libro abierto. Ikari podía adivinar sus pensamientos solo con mirarlos. Transmitían cualquier emoción que Ukiko sintiese, aunque tratase de ocultarlo.

-Has llegado muy pronto. ¿Donde te apetece comer hoy? –Preguntó ella cuando terminaron de besarse.

-Pues, ¿Qué te parece si vamos al supermercado que hay bajo mi casa? Compramos unas pizzas y nos las comemos en mi habitación. –Propuso.

-Me parece bien. Quizá incluso haya postre después… -Dijo mirando picaronamente a Ikari.

-Entonces perfecto. –Dijo ikari algo ruborizado, desviando la mirada hacia el suelo.

-No me digas que todavía te da vergüenza. No hacemos nada malo y no tienes por qué sentirte avergonzado amor mio. En España, el amor es algo natural. No te preocupes, luego te quitaré esa vergüenza tan tonta. –Le dijo mientras agarraba su mano con ternura e iniciaban la marcha de regreso a casa de Ikari.

Cuando llegaron a la mitad del camino, a la altura de un parque que ellos conocían muy bien, un grupo de sudamericanos vestidos con ropa ancha y gorras, los rodearon.

-He chinito ¿tienes un cigarro? –Preguntó uno de ellos gesticulando como si le hablase a un retrasado. Los demás rieron al escuchar la burla.

-Lo siento, yo no fumo. –Dijo en perfecto Español, fulminando con la mirada a el que se estaba riendo a su derecha. Ukiko le apretó todavía más la mano.

-No mames pinche pendejo. –Dijo mientras clavaba su mirada en Ukiko. -Enséñame que llevas en ese bolso putilla. – Le dijo, mientras se acercaba para cogerle el bolso.

Ikari se interpuso entre los dos y empujo sin demasiada fuerza a aquel rapero latino que salió disparado y apunto estuvo de perder el equilibro.

-No vuelvas a hablarle así. –Dijo con un tono seco y la mirada entre sombras, con el brazo todavía en alto tras el empujo.

-Que paha primo, ¿quiereh que te rebentemo la cabesa? –Preguntó uno de ellos tratando de imitar el acento de los gitanos para dar más miedo, mientras se quitaba la camiseta, sacaba pecho y estiraba el cuello hacia delante. –Sera mierda er chino ehte de los cohoneh. –Dijo acercándose bravuconamente.

Ikari levantó su dedo índice con la palma de la mano mirando hacia aquel latino-gitano, que se quedó parado tratando de descifrar el gesto.

-Uno. Solo necesito darte un puñetazo para destrozarte. –Dijo Ikari con mirada fulminante, mientras balanceaba de arriba abajo suavemente el dedo. -¿Quieres probarlo?

El muchacho e Ikari mantuvieron las miradas unos segundos que a Ukiko le parecieron interminables. No quería meterse en problemas y esos tipos le daban mucho miedo. Eran muchos y temía que Ikari resultase herido. Ukiko apretó con más fuerza todavía la mano de su novio y entonces se dio cuenta de que esta estaba ardiendo. Todo el cuerpo de Ikari estaba en tensión y desprendía un calor perceptible a menos de un metro de distancia.

Al cabo de unos segundos, la mirada de aquel muchacho cambió. Su rostro permanecía inmóvil pero sus ojos delataban un miedo irracional que se fue acentuando gradualmente en pocos segundos. Al final bajó la mirada con el sudor recorriéndole la frente.

-Ya te pillaré ya… Mierda que ere un mierda. Vuelve a tu país amarillo cabrón. –Dijo mientras se alejaba con el resto de su cuadrilla.

Ikari permaneció inmóvil unos instantes más hasta que vio como desaparecían aquellos maleantes, despejando el camino. Cuando se marcharon completamente, su cuerpo se relajó completamente y miro con mirada afable y preocupada a Ukiko.

-¿Estas bien, cariñet? –Pregunto, acariciando su rostro y mirándola directamente a los ojos.

-Me tiembla todo el cuerpo. Me has dado más miedo tú que esos desgraciados.- Dijo ella abrazándolo con cautela. No le gustaban las situaciones de tensión, ni la violencia.

-Lo siento mucho Ukiko, no he podido controlarme cuando te han insultado. –Dijo él arrepentido. -Solo de pensar que alguien te ponga la mano encima… hace que me hierva la sangre. Jamás podría perdonármelo si te pasase algo

-No me gusta que te metas en líos. ¡Y menos por mi culpa! Podrían haberte hecho daño. –Dijo ella, aferrándose más a su abrazo.

-Prefiero que te enfades conmigo, antes que dejar que te hagan daño. Y prefiero que me hagan daño antes que te lo hagan a ti. Además, esos tipos no son nada serio. Solo son unos críos que piensan que el mundo les debe algo.

-Habló el adulto… -Dijo ella recuperando un poco de humor. Ambos se echaron a reír y se besaron con fuerza haciendo que el mundo dejase de latir por unos instantes dulcemente eternos.

Safe Creative
#1205021567832

No hay comentarios:

Publicar un comentario